El llamado del pastor Miguel Núñez en este libro es simple, pero no simplista, alto, pero no imposible, urgente y necesario. La sociedad cambiante en la que nos encontramos exalta el hacer por sobre el ser, en palabras del autor: “Hacer se ha convertido en la adicción de los ciudadanos de nuestra generación”, permeando esta realidad en mucho de lo que hoy se llama iglesia. Es precisamente esta la preocupación del autor, la profunda desestimación que se le otorga al carácter, vida, actitud y dominio propio de creyente.

El enfoque hoy está en las cosas que se hace, la sociedad mide el éxito en base a las cosas que se hacen, las mujeres consideran que salir de sus casas a “hacer” es la base de su libertad, los hombres no desean ser moldeados, sino que inmediatamente lograr propósitos. La idea de cultivar una vida interior que capacite al hombre para manejar su vida exterior, es un mensaje que no tiene nada de popular, ni siquiera en el cuerpo de Cristo.

Sin embargo, es un llamado bíblico. Esto debiera poner punto final a la discusión y al orden de las prioridades, pero al no ser esta la realidad preponderante, un libro como este se vuelve una guía fundamental para la vida cristiana. Bíblicamente sólido, testimonial y reflexivo, el pastor Miguel resalta los peligros de la impaciencia del cristiano que impetuosamente quiere “hacer”, sin antes madurar, o como esta obra lo plantea, “ser”. Para el siervo, es imposible hacer lo que se espera de él, si antes no llegar a ser lo que Dios demanda.

Con esta primicia el autor hace un recorrido por los requerimientos que se exigen y que no son negociables en la vida del que afirma ser seguidor de Cristo. Entre estas características o requerimientos, se mencionan la mente bíblica que debe caracterizarnos, el dominio propio que debe afirmarnos, la oración que debe impulsarnos y nutrirnos, la concepción correcta del éxito que debe moldear nuestro actuar, y la santidad que debemos ambicionar, sobre la cual el autor afirma que: “[…]el creyente tiene un rol que jugar en la santificación, que requiere sacrificio, renuncia, rendición de cuentas, sumisión y disciplina.”

Lo que se exige del seguidor de Cristo no ocurre por generación espontánea, no ocurre por la alineación de los planetas, no ocurre por el azar ni tampoco por nuestros méritos. La transformación del creyente se dará únicamente cuando este se arrepienta de su pecado y se aferre a la persona y obra de Cristo. Esa es la verdad fundamental que este libro desglosa extensivamente bajo la pluma impregnada de experiencia pastoral, consejera y de siervo, del pastor Miguel Núñez.   

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